Reflexiones sobre la Democracia y sus Desafíos Globales

En medio de la convulsa realidad geopolítica actual, la pregunta que resuena es: ¿Qué importancia tiene la democracia? Un caso que ilustra esta cuestión es el conflicto en Oriente Medio, donde el Estado de Israel, a pesar de haber violado 62 resoluciones de las Naciones Unidas, continúa sus acciones sin consecuencias aparentes, respaldado tanto por la Unión Europea como por el imperio anglosajón.

La magnitud de la catástrofe genocida perpetrada por Israel es innegable, especialmente cuando se compara con el caso de Irak. Irak violó tan solo 2 resoluciones de la ONU y fue inmediatamente invadido y devastado por Estados Unidos durante ocho años consecutivos, dejando a su paso millones de víctimas.

No obstante, resulta interesante destacar que, a pesar de la brutalidad de esta guerra, Israel perdió la batalla mediática. Las manifestaciones en ciudades como Londres, Turquía, Indonesia, Roma, París y Berlín, entre otras, reflejan una solidaridad global con el pueblo de Palestina. En Indonesia, por ejemplo, dos millones de personas salieron a las calles para repudiar las acciones de Israel y exigir un alto al fuego inmediato. Esto evidencia nuestra capacidad de solidaridad como generación, pero al mismo tiempo señala la falta de representatividad de los organismos internacionales respecto a la opinión popular.

El supuesto «consenso mundial» a favor del cese de hostilidades en Palestina choca con las acciones de Estados Unidos, que, bajo una fachada de ayuda humanitaria, aprueba un paquete de armamento por 14.5 billones de dólares y respalda financieramente a empresas vinculadas al conflicto, con resultados devastadores: más de 7 mil muertes entre mujeres y niños en un mes.

Este escenario plantea interrogantes sobre las verdaderas motivaciones de Estados Unidos, revelando una historia de necro capitalismo que socava cualquier noción de «democracia» cuando se trata de sus intereses económicos.

Mientras tanto, la Unión Europea y Reino Unido priorizan preocupaciones económicas sobre la tragedia humana en Oriente Medio. ¿Dónde queda la ética en la política internacional cuando los precios del petróleo y el gas natural ocupan el centro del escenario?

Mirando más de cerca, el caso de El Salvador, dirigido por el presidente Niyib Bukele, desafía la noción convencional de democracia. Bukele, catalogado como dictador, inauguró recientemente una biblioteca de 50 millones de dólares, donada por el estado «comunista» chino. Este contraste plantea dudas sobre la efectividad de las democracias convencionales en comparación con estados señalados como autoritarios.

Todo este contexto nos insta a reflexionar sobre la narrativa de las «democracias funcionales» que, en muchos casos, han descuidado los intereses populares y han fallado en generar mejoras tangibles para la clase trabajadora. En contraste, algunos estados catalogados como autoritarios han demostrado un enfoque en el bienestar, la infraestructura y la erradicación de la pobreza.

En última instancia, nos enfrentamos a la pregunta fundamental: ¿Qué importancia tiene la democracia? En un mundo donde las acciones hablan más fuerte que las palabras, la respuesta podría residir en la necesidad de replantear y redefinir el significado de la democracia para asegurar que realmente sirva a los intereses y necesidades de la gente.

Por Alonso Skywalters CEO & founder de Distrito Zero

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